Sep 17, 2020 | Botánica, Centro de documentación científica, Cicloturismo, Diario de viajes, Fotografía, Fundación Pep Bonet Capellá, Pep Bonet, Trike de alforjas, Uncategorized |
Me ha venido a la memoria una escena de la película de 1972, “La Aventura del Poseidón”. Al principio de la trama, cuando el barco zozobra, un cura viejo y uno joven mantienen un pequeño enfrentamiento: el viejo propone unos rosarios, rezar y esperar, mientras que el joven se opone. Sin dejar de glorificar al Señor, propone que “le ayuden”, que empiecen a moverse para alejarse de las aguas que inundan el barco y en busca de como poder salir al exterior. Recuerdo algo como que “el Señor no se va a molestar si le ayudamos en el trabajo de salvar nuestras vidas”.
¿A qué viene “eso”? Llevamos alrededor de un año buscando frutos de Ceratophyllum demersum. La planta la tenemos perfectamente localizada, incluso llegamos a conseguir unas fotos no muy buenas de flores, pero, por mucho que lo hemos intentado, nunca hemos podido conseguir un fruto… y menos semillas.
Estamos en nuestra segunda campaña (creo que más despistados que un pulpo en un garaje, todo y que los expertos marcan la floración y fructificación entre marzo y noviembre) Hemos hecho visitas regulares cada par de semanas y hemos cribado buenos manojos de la planta, sin ningún resultado. La población que controlamos, en la zona de las Fuentes de Son Sant Joan, en la albufera, se ve perfectamente sana, en principio debería tener un crecimiento y una fructificación normal, ¡pero no resulta así!
Ante la evidencia y que nuestro fuerte no es la biología, sabiendo de otra población en unos estanques del Centro de Interpretación de la Albufera, decidimos cambiar de población, sin buscarle tres pies al gato. Entonces viene a cuento el encabezamiento del escrito.
Los que me conocéis, sabéis que hago largas excursiones en trike a lo largo del país. Cómo que había una “media vuelta a Mallorca” programada con unos amigos, me quise comprometer a perder algo de mi tiempo y visitar la Albufera, los estanques del Ceratophyillum, para inspeccionar “el tema”… Menos mal que Pep Lluís Gradaille opinó que no mezcláramos churras con merinas, que fuéramos “a hacer nuestro trabajo” y que mis aventuras eran mis aventuras. El día que pasé por enfrente de la Albufera este era el panorama
Huelga decir que, tampoco en nuestra visita a la Albufera, no apareció ni un solo fruto, por ahora solo tenemos unas pocas fotos, no demasiado buenas, de algunas flores. Al menos aparecen flores masculinas y una solitaria flor femenina.
Pero frutos, ¡nada de nada! Eso sí, por nuestra parte somos de lo más insistente y seguiremos buscando… Recuerdo, hace años, que la Merendera filifolia me tuvo en jaque durante tres años, pero ¡cayó!
Oct 14, 2019 | Cicloturismo, Diario de viajes, Mis escritos, Pep Bonet, Trike de alforjas, Uncategorized |
Os dejo otro diario de otra gran salida en mi trike.
Aquí os dejo de nuevo el escrito para que lo podáis leer.
Oct 14, 2019 | Cicloturismo, Diario de viajes, Mis escritos, Pep Bonet, Trike de alforjas, Uncategorized |
Diario de la experiencia de Pep Bonet viajando con su trike a la La Mancha
En esta ocasión, cuento mi viaje con el trike a la vía verde de Ojos Negros ubicada en Teruel.
Podéis ver el diario en el siguiente vínculo, o más abajo en formato revista:
Ago 31, 2019 | Cicloturismo, Diario de viajes, Mis escritos, Pep Bonet, Trike de alforjas, Uncategorized |
En esta ocasión, cuento mi viaje con el trike a la Sierra de Grazalema.
Podéis ver el diario en el siguiente vínculo, o más abajo en formato revista:
GRAZALEMA
Ago 31, 2019 | Cicloturismo, Diario de viajes, Mis escritos, Pep Bonet, Trike de alforjas, Uncategorized |
En esta ocasión, cuento mi viaje con el trike a la vía verde de Ojos Negros ubicada en Teruel.
Podéis ver el diario en el siguiente vínculo, o más abajo en formato revista:
VIA VERDE OJOS NEGROS
Ago 23, 2019 | Cicloturismo, Diario de viajes, Pep Bonet, Trike de alforjas, Uncategorized |
MI MUNDO DE CICLOTURISMO
Introducción
Mis primeros escarceos con el mundo de la bici vienen de la infancia, como casi todo el mundo afortunado.
Como curiosidad, a mis creo que dos o tres años, mi padre (que era soldador) me fabricó un triciclo. Evidentemente, como el “Pep terrible” que fui, “bajé” una escalera de jardín, el triciclo por un lado y yo por otro. No recuerdo el hecho, pero si recuerdo que tuve un diente negro hasta perder los dientes de leche.
Más adelante ya tuve bici, iba con ella a la escuela. El problema vino al tener mi accidente, intenté seguir en bici con una sola mano, pero el manillar no me resultó tan seguro como con las dos y, en un bache, casi me fui al suelo, en medio del tráfico. Dejé la bici y la olvidé.
Un poco antes de los 60, mi último año de actividad laboral, me compré un trike ¡GRAN ACIERTO! Todos los problemas de estabilidad desaparecieron, es más, sin haberlo previsto, obtuve un par de beneficios impagables, en vez de sillín ¡butaca! y, al ser triciclo, estabilidad total, incluso parado. Esto último me permite subir cuestas a 1 kph, cosa imposible para cualquier ciclista que no trabaje en un circo y que convierte el ciclismo en cómodo paseo.
Como se nota en la foto, poco tardé en adaptarle equipaje y las primeras vacaciones que tuve ya hice mi primera salida. Fui a las hoces del Júcar, mi primera ruta de cicloturismo y mi primera salida en solitario.
Eso fue en abril de 2012… hace ya tiempo que he sobrepasado los 40.000 km y sigo.
Desde que me jubilé suelo hacer 2 o 3 salidas anuales a la península, en una mezcla de turismo de hostal, con algo de camping y algo de ilegal acampada libre. A estas alturas tengo claro que hasta que nos acabemos uno de los dos, el trike o yo.