Cresa Crética, planta rara en Mallorca

Cresa Crética, planta rara en Mallorca

CRESSA CRETICA, PLANTA RARA EN MALLORCA

 

De cómo hay gente interesada en rarezas y de cómo estas personas buscamos y estudiamos, en nuestro caso plantas, otros estudian piedras o pájaros o insectos… u otras cosas.

 

La naturaleza es inmensa y para conocerla se requiere un inmenso trabajo. Por descontado que los grandes investigadores en grandes laboratorios hacen los grandes descubrimientos, pero hay una parte del trabajo en manos de los “no profesionales”, los aficionados. Este es uno de esos casos.

 

La Cressa cretica es una planta pequeña, poco vistosa. Se le atribuyen algunas virtudes medicinales, como, por ejemplo, efectos paliativos de los síntomas de la tuberculosis, hasta el extremo de que se comercializa con su nombre sánscrito, “rudanti”. Si bien está reseñada en la Lista Roja de Especies amenazadas de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) no se la considera en peligro de extinción. Solo en España está citada en Andalucía, en Murcia o en Madrid. Además, se encuentra en Africa, en Europa, en Asia y en Australia. No es abundante, pero se mantiene.

 

Sin embargo en Mallorca los botánicos le habían perdido la pista, incluso se llegó a pensar que se hubiera extinguido. Aquí es donde intervienen los botánicos amateur, estas personas que por amor a las plantas, en vez de jugar al dominó en el bar, dan largos paseos por la natura buscando e identificando plantas, por el placer de verlas y conocerlas.

 

En este caso, el botánico ha sido Jean Paul Dagnac, médico jubilado y que está haciendo un espléndido trabajo de herborización en las Islas. Él encontró una población de Cressa cretica en Sometimes y lo hizo público en el entorno del Jardí Botànic de Sóller, incluso me acompañó al lugar de dicha población.

 

 

Todas estas plantas verdes de primer plano son Cressa cretica. Pero, ¿por qué llegan a desaparecer algunas plantas? En la foto se aprecia que el campo labrado puede tener un centenar de metros. Bordeando el cañaveral y hasta llegar a las casas del fondo había una franja tan densa como este primer plano, de varios metros de ancho. Al arar el campo para la siembra toda esta franja ha desaparecido, ahora queda este primer plano (ligeramente más extenso que la foto) y varias docenas de plantas en el límite del cañaveral. No ha desaparecido, de hecho se generará semilla, pero a la planta no la dejan “ser salvaje”… como mucho la dejan colonizar las orillas.

 

 

Por descontado que esta historia, esta planta, esta situación, ha puesto en marcha la maquinaria de nuestra Fundación y ya hemos empezado a documentarla. La vida del documentador de campo es muy dura, por ejemplo ahora, a día 2 de Agosto, estamos en plena ola de calor. A las 7h00 ya estábamos en el sitio, las plantas con gotas de rocío y una temperatura soportable. Hemos tomado algunas fotos de flores y hábitat, pero habrá que volver, se puede mejorar el trabajo de hoy y habrá que documentar frutos y semillas (nuestra especialidad).

 

  

 

¡Por descontado que “eso” que hacemos es nuestro hobby!, nos divertimos mucho haciéndolo y tirándonos al suelo para poder enfocar.

 

Estas son algunas de las tomas que me ha dedicado mi amigo Tomeu Lliteras, mientras yo sacaba las flores del encabezamiento… Hoy ha sido más entretenido, he ido con compañía, otras veces hago lo mismo, pero solo, más aburrido.

 

Por cierto, y abundando en el tema, las plantas desaparecen, no solo porque se necesite cultivar la tierra, también lo provoca la antropización. La Cressa cretica es propia de saladares, vegetación costera y continental que crece en suelo arcilloso inundado temporalmente. El cañaveral que sale en la foto limita una franja de alrededor de una hectárea de tierra inundada y salobre, tierra del mismo tipo que varias Ha. situadas hacia el oeste, en Ses Fontanelles, y que se pretenden urbanizar desde hace años (hay algunos contenciosos, oposición de ecologistas, dudas de la Administración, etc.) En todo caso, Ses Fontanelles está vallado, se trazaron las calles y se rellenó todo lo inundable. Quizá, a pesar del desastre ecológico, haya podido sobrevivir C. cretica, ¡quién sabe! Lo que si es cierto es que ya no se puede ir a comprobar, ¡está prohibido el paso!

 

Crónicas coronavíricas, historias de una reclusión.

Crónicas coronavíricas, historias de una reclusión.

Nunca en mi vida había estado recluido, como máximo alguna gripe recalcitrante.

Creo que puedo decir, sin equivocarme mucho, que estamos ante una situación más que extraordinaria para la inmensa mayoría de la sociedad, la reclusión forzosa de prácticamente toda la sociedad, la paralización de la vida en la calle.

Gracias a las redes sociales estamos recluidos… pero no aislados… Aquello de cerrar puertas pero abrir una ventana…

En las redes sociales he ido leyendo algunos de los problemas que va a causar esta reclusión. Leyendo a investigadores de la UIB o del CSIC, muchos de los proyectos científicos van a quedar abortados porque son investigaciones sobre el mundo natural, con tomas de muestras imprescindibles para demostrar o sustentar teorías y, si no se puede transitar no se puede ir a por las necesarias muestras.

En nuestra humildad, #FundPepBonet no somos investigadores, nuestro trabajo de documentación, todo y tener utilidad científica, no es en absoluto básico e imprescindible, si no se hace esta primavera se hará la siguiente, no pretendemos poner nuestros documentos como motivo de supervivencia de ninguna especie (cosa que algunas investigaciones si pudieran estar en este nivel)

Pero, dentro de nuestra modestia, esta reclusión, este parón de actividades, sí que nos va a ocasionar retrasos en proyectos que teníamos en marcha. En su momento os contamos el proyecto de documentación de la reproducción de higueras, de todo el ciclo de polinización, tan compleja y tan hermosa, de aquella historia de mamas, prohigos y mamonas, de todo el ciclo de reproducción de Blastophaga psenes, etc. Pensábamos hacer un seguimiento de un año y un reportaje que abarcara todas las peculiaridades… evidentemente para uso y disfrute de investigadores y difusores del mundo agrario. Esta es la finalidad de nuestra Fundación. Nos guste o no, esto no va a ser así, esta primavera nos vamos a perder el ciclo de las avispas, habrá que encararlo el año que viene.

El saber popular está lleno de frases hechas para la situación que estamos viviendo, encerrados sin nada que hacer… o sin poder hacer lo que teníamos planeado…

En Mallorca, entre otras, “Encontrarse como un herrero sin carbón”. Menos mal que tenemos recursos y “el carbón” se inventa. Ya comentamos que habíamos empezado a escanear todo nuestro archivo de diapositivas en alta definición, 5000×5000 píxels, solo con eso cubrimos con creces el confinamiento.

Otra de nuestras especies en persecución era Erodium ciconium (encabezamos este artículo con una foto de sus semillas) De esta especie nos faltan fotos de la planta verde, hojas, flores, incluso siempre se pueden mejorar frutos y semillas. Para ahorrarnos trabajo, recurrimos a una institución científica, @BotanicSoller, donde gustosamente nos reprodujeron unas semillas, plantaron unas macetas de E. ciconium para que pudiéramos acabar la documentación cómodamente.

Eso está muy bien, pero el decreto de confinamiento no contempla “ir a documentar plantas a 20 km de nuestro lugar de residencia”, se trata de “confinar” el COVID 19, nadie pretende incordiar a las personas. Incluso la cosa es más complicada, los jardineros han tenido que reducirse a una mínima expresión, por evitar posibles contagios y, a la vez, para evitar que el jardín se seque. Digamos que hay un jardinero de servicios mínimos para regar lo imprescindible, ni más ni menos.

Cuando nos quisimos dar cuenta, las macetas de E. ciconium estaban sufriendo efectos colaterales de esta batalla, habían quedado “abandonadas”, sin regar. Aprovechando la necesaria movilidad entre domicilios y lugar de trabajo del poco personal del Jardín, atendiendo a las imprescindibles normas de seguridad, mascarillas, guantes, dejar la maceta en el suelo y guardar unos metros de distancia, bolsas de plástico para aislar y los correspondientes lavados de manos, el personal del Jardín me acercó la maltrecha maceta que yo he replantado en mi terraza (al lado de una cabra higuera que no se ve muy ufana) De esto hace unos días, las flores están pero aún no han abierto y destaca una magnífica aguja. Yo la voy regando, por las mañanas la contemplo un rato y, la verdad, se la ve cada día más vivaz, véanse sino las fotos del antes y el después. El nombre no será correcto, pero se asemeja al teletrabajo, o a aquello de “traerse trabajo a casa”